Se desenterró la enigmática Piedra de Cochno escocesa para
escanear sus sorprendentes petroglifos.
En este canal ya he hablado sobre varios petroglifos
impresionantes, muchos de los cuales en vez de aclarar el tema, nos han
generado aún más dudas, por ejemplo tenemos el video de la roca de inga que está
en Brasil, de la cual aún no se tienen pruebas de peso para descifrarla, también
está el vídeo que trata sobre la roca judaculla que más que un descubrimiento
arqueológico se ha convertido en un rompecabezas indescifrable para muchos y
mal entendido por otros, otro gran misterio que tuvimos el agrado de investigar
aquí fue la roca wafle que por cierto tiene miles de teorías que circundan su
existencia, teorías hechas por científicos y por aficionados a la arqueología y
el misterio...
En fin como vieron, varios enigmas importantes son los que rodean
a los petroglifos y hoy les traigo otro que sin duda, muchos de ustedes
suscriptores y no suscriptores ya lo conocen, hablo de la piedra de cochno, Descubierta
en 1887 por James Harvey, la Piedra de Cochno es considerada uno de los mejores
conjuntos de petroglifos de Europa. Con sus docenas de espirales acanaladas,
hendiduras grabadas, formas geométricas y dibujos misteriosos de todo tipo, la
Piedra de Cochno, que se encuentra en el concejo de West Dunbartonshite,
Escocia, está considerada la muestra más magnífica de toda Europa en cuento a grabados
en piedra bajo la forma de cazoletas y anillos. Aun así, a lo largo de los
últimos 50 años ha permanecido enterrada bajo varios metros de tierra y vegetación
en un desesperado intento por protegerla del vandalismo y otros perjuicios.
La piedra, que mide 12,80 por 8 metros, fue descubierta en unas
tierras de cultivo cercanas a lo que hoy es una urbanización, en las afueras de
Clydebank (Escocia).
La piedra se encuentra
cubierta de petroglifos, con más de 90 hendiduras grabadas sobre su superficie,
que hacen pensar a todo aquel que tiene el agrado de apreciarla tanto por fotos
como en persona en el pasado.
Las marcas de cazoleta y anillos son una forma de arte prehistórico
consistente en una depresión cóncava de no más de unos pocos centímetros de
profundidad horadada sobre la superficie de una roca y a menudo rodeada por
círculos concéntricos trazados asimismo sobre la piedra. Este tipo de
decoración suele observarse en los petroglifos grabados sobre grandes rocas
naturales y afloramientos rocosos, o en monumentos megalíticos como cistas de
losas de piedra, círculos megalíticos y tumbas de pasillo. Se encuentran
principalmente en el norte de Inglaterra, Escocia, Irlanda, Portugal, noroeste
de España, noroeste de Italia, interior de Grecia y en Suiza. Sin embargo,
también se han descubierto formas similares en otros lugares del mundo bastante
alejados de Europa, como México, estados unidos, Brasil, la India y otros
lugares que no recuerdo bien.
Las marcas de
cazoleta y anillos de la Piedra de Cochno, que se cree que datan del 3.000 a.
C. aproximadamente, están acompañadas por una cruz precristiana incisa en el
interior de un óvalo y dos grabados con forma de huellas podomorfas, bueno y
ustedes se preguntaran pero qué coño significa podomorfa, bueno tranquilo, las
huellas podomorfas son aquellos petroglifos que tiene diseños parecidos a pies
o dedos de pies así como estas, se entiende, bueno lo extraño aquí es que en
cada una de estas huellas se observan únicamente cuatro dedos. Animales con
cuatro dedos creo que no existen o no son muy conocidos, mucho menos si tiene
formas iguales a nuestras manos o pies, este enigma hace que comunidad
científica y porque no también la aficionada a lo desconocido se pregunte con
referencia a quien o a que se hicieron estas tayas podomorfas…. Hasta ahora es
todo un misterio. A causa del conjunto de petroglifos que presenta la Piedra de
Cochno sobre su superficie, ha sido reconocida como de importancia nacional y
designada Monumento protegido por la nación.
A principios de los
años 60, la Piedra de Cochno fue reiteradamente violentada por vándalos, así
como por la gente que simplemente caminaba por encima de ella. De este modo, en
1964 arqueólogos de la Universidad de Glasgow recomendaron enterrarla a fin de
protegerla contra posibles daños en el futuro. Desde entonces, la piedra ha
estado enterrada, y se encuentra en la actualidad cubierta de vegetación y
rodeada de árboles.
Aunque el significado original de la
Piedra de Cochno se perdió en la noche de los tiempos, se han presentado
numerosas teorías planteando cuál podría haber sido su función en el pasado.
Las hipótesis van desde un antiguo sistema de escritura hasta marcas con
significados religiosos o espirituales, pasando por señales fronterizas, mapas
estelares, simbología alienígena o simplemente diseños decorativos. Sí podemos
trazar algunas líneas generales acerca de los lugares en los que se suelen
encontrar este tipo de piedras grabadas y que podrían aportarnos algunas pistas
sobre su propósito original. Muchos de estos petroglifos se encuentran cerca, o
incluso forman parte de túmulos
funerarios, que vinculan por tanto de algún modo estos símbolos con las
prácticas funerarias y con posibles creencias relacionadas con los antepasados
y el más allá. Estos dibujos también se encuentran grabados sobre menhires y
círculos megalíticos, emplazamientos de los que se piensa que habrían ejercido
una función religiosa o ritual en el pasado.
El investigador de la historia Alexander
McCallum, quien ha presionado para conseguir que se desentierre la Piedra de
Cochno, afirma que existen múltiples interpretaciones posibles para estos
grabados:
“Algunos creen que la Piedra de Cochno
es un mapa que muestra los demás asentamientos del valle de Clyde – esa es una
de las teorías. Creo que probablemente se utilizó para muchas cosas; nunca se
le dio un único uso, y a lo largo de cientos de años su función fue cambiando,”
afirma McCallum. Y añade a continuación: “En cuanto a su simbolismo, hay quien
cree que se trata de un portal de vida, muerte y renacimiento, un útero y una
tumba – la gente creía en la reencarnación, de forma que tras ser enterrados
saldrían de ahí nuevamente.” Es verdad… suena muy intenso pero tiene sentido ya
que la gente en la antigüedad estaban digámosle muy sumergida en lo divino y lo
espiritual, tomando cualquier acto extraño como un acto divino o una señal que
tenía un significado.
Atendiendo estudos insitu tenemos que en los años
30 del siglo pasado el arqueólogo amateur Ludovic Maclellan Mann,
consideraba que el arte rupestre poseía algún tipo de significado
cosmológico. Y así, en un arrebato de excentricidad, se dedicó a pintar los
anillos en blanco y los diferentes motivos de la Piedra en varios colores.
Además, trazó una gran rejilla en amarillo por encima de los signos. De este
modo, Mann trataba de encontrar algún patrón cosmológico que relacionara las
figuras, pero no pudo llegar a ninguna conclusión. No obstante, aún en la
actualidad algunos expertos no descartan que el conjunto de símbolos pudiera
tener algún significado astronómico.
Pero ¿qué tienen de especial los signos
grabados en la roca? ¿Por qué los arqueólogos están tan faltos de
explicaciones? ¿Porque no se aventuran muchos más arqueólogos a lanzar más
teorías que le den más sentido a este misterio? Este es realmente el quid de la cuestión y lo que ha
llevado a sugerir las más variadas teorías e interpretaciones, que van de las
visiones académicas “habituales” a los planteamientos propios de la arqueología
alternativa, siendo algunos de ellos relativamente moderados, como los del ya
citado Mann u otros más radicales, como los que han relacionado los anillos
concéntricos con los famosos crop
circles de la campiña británica, incluyendo de paso intervenciones
extraterrestres.
Y para que no falte el tono misterioso,
el investigador alternativo Wayne Herschel (especialista en
arqueoastronomía) sospecha que hay otros motivos para mantener la Piedra bajo
tierra. En concreto, piensa que esta operación podría tratar de ocultar un
evidente mapa estelar, que incluiría constelaciones tan destacadas como Orión o
las Pléyades, aunque no queda claro qué podría de haber de comprometedor en tal
mapa (si es que en efecto es un mapa cósmico). No obstante, Herschel profundiza
en una línea conspirativa y afirma que los grabados han sido retocados en la
actual restauración, pues a su juicio no coinciden con lo que se ve en las
fotos antiguas. Ese es otro punto a favor de las teorías conspirativas, porque
realizar modificaciones cuando ya saben que hay fotos antiguas de la piedra en
su estado original.
Como notamos nadie ha ido mucho más allá en este
tema y realmente tampoco se han aportado pruebas sólidas que puedan sustentar
una u otra interpretación. En todo caso, se aprecia una gran desconexión
cultural y mental con el supuesto primitivismo de los antiguos y por ello se
suele recurrir con frecuencia al magnífico cajón de sastre de la magia, los
rituales, las creencias, etc. sin llegar a entender en el fondo cuál era la
verdadera mentalidad –o nivel de conciencia– de esas comunidades.
Lo cierto es que todavía nadie ha sabido acercarse
al simbolismo de esas figuras, pero su presencia en tantas culturas y en tiempos
tan remotos sugiere que hace milenios tal vez existió una cosmología común para
la Humanidad, sin que podamos determinar si fue fruto de un gran difusionismo o
bien de fenómenos autóctonos idénticos.
Un elemento más a tener en cuenta es que este
petroglifo se basa en unas hipotéticas conexiones entre el arte de las antiguas
civilizaciones o las comunidades prehistóricas y el mito de la Atlántida. Como
ya se ha comentado, los motivos de los anillos concéntricos aparecen en muchas
culturas de varios rincones del planeta, pero es de destacar que en la Piedra
Cochno algunas representaciones de estos anillos muestran un núcleo central del que parte una línea recta o canal que
atraviesa los anillos. ¿A qué nos recuerda esto? Al ver este modelo,
viene a la mente un tipo de decoración idéntica que podemos hallar en algunas
antiguas cerámicas de la Península Ibérica. Y precisamente el investigador
independiente Díaz-Montexano relacionó esta iconografía con la descripción
platónica de la isla principal atlante, con su ciudadela rodeada de canales
circulares de tierra y agua y su gran canal que comunicaba la ciudadela con el
mar. A ello se debía añadir el descubrimiento de un poblado de la Edad del
Bronce en Jaén, llamado Cancho Roano, que estaba estructurado en una serie de
terrenos y fosos concéntricos.
Para Díaz-Montexano,
este sería un indicio más que notable de que la Atlántida estaba en las
cercanías de la Península Ibérica o que tendría una relación directa con la
antigua cultura de Tartessos, en el sudoeste peninsular. De hecho, este
investigador, como muchos otros a lo largo de décadas, se ha obsesionado con la
literalidad de los diálogos platónicos y ha tratado de descubrir sobre el
terreno las formas exactas –o al menos aproximadas– descritas por Platón. No
obstante, la presencia de una simbología tan similar en un lugar tan distante
como Escocia nos tendría que plantear dudas razonables sobre la correlación
geográfica de estos trazados. ¿Es una simple casualidad? ¿O también los
antiguos habitantes de aquella región nórdica tenían un conocimiento o recuerdo
de la antigua (y perdida) Atlántida? Esa es una posibilidad, pero estamos aquí
ante la vieja controversia de ubicar la Atlántida en algún lugar concreto de la
Tierra, lo que ha derivado en opiniones y teorías para todos los gustos.
Naturalmente, esta visión no deja de ser una
especulación más, pero a veces es preciso romper con los moldes establecidos
para avanzar en las investigaciones. En este sentido, los análisis
convencionales de estos petroglifos se han estancado en un callejón sin salida
y no han aportado nada realmente convincente. Tal vez ya sería hora de plantear
hipótesis más arriesgadas (de arqueología muy alternativa, si se quiere) que de alguna manera nos
permitan salir de este paradigma tan dogmático que nos sigue insistiendo en la
idea fija de que los antiguos eran primitivos, ignorantes y supersticiosos, y
que no tenían un conocimiento científico de su entorno y del cosmos.